lunes, 27 de abril de 2015

Cuaderno No. 3. Educar para la autonomía




Si para el médico el objetivo es el paciente, no podemos dejarnos convertir en simples técnicos, que en la mejor de las circunstancias nos limita a ser operadores de equipos de alta tecnología.

La formación del médico especialista, desde el mismo pregrado, debe fundamentarse, consolidarse y precisarse con competencias filosóficas, antropológicas, sociológicas, históricas e incluso estéticas, y complementarse como una sólida formación psicológica y de comunicación para que adquiera destrezas para escuchar, para comprender, para entender, para comunicarse y para generar empatías. En este entorno formativo es posible que el especialista pueda entender, captar y aceptar la autonomía como un derecho para que no se vea amenazado por la regulación legal.

Hacemos referencia a los procesos educativos que nacen en la academia, pero que deben seguirse complementando durante el desempeño profesional, incluso desde los mismos sistemas de salud, para generar escenarios en los que sea posible promover de manera integral la educación continua.

El saber de un médico especialista apenas se empieza justo, cuando, entre comillas, termina la formación académica curricular. La formación debe sustentarse en el permanente deseo por seguir aprendiendo, repasando, reconstruyendo, creando, imaginando y proponiendo. Es indispensable que desde el inicio de la adquisición de conocimientos, al médico especialista se le motive para que su proceso formativo no termine nunca y más bien encuentre siempre, en los desafíos cotidianos, la oportunidad para seguir adquiriendo y reafirmando sus saberes.

Es claro para nosotros, desde lo que puede incluso considerar la vieja guardia, que para las generaciones actuales y para las venideras de especialistas, entender las realidades individuales y conectarse con las personas, siempre será un principio vigente,  nunca negociable.

No podemos conformarnos con aprender a facturar, o incluso con la obligatoriedad de administrar nuestros conocimientos, sino en fortalecer día a día, con una formación sólida, nuestra capacidad de entender a los individuos en sus manifestaciones únicas.

El conocimiento médico debe complementarse con otras ramas del saber para que podamos convertirnos en científicos integrales, con ilustración en derecho para entender que la salud tiene un contexto legal y normativo, además de una entramada de alto significado de deberes y derechos de los sistemas de salud, de las comunidades, de los pacientes y de los propios profesionales. También con ilustración en economía para lograr hacer un discernimiento claro sobre accesos, oportunidades y las implicaciones que la economía  cotidiana, con sus cambios y movimientos, tiene sobre la vida diaria de las personas.

Para lograr que estas reflexiones se hagan realidad, es imprescindible que la formación de los especialistas de la medicina esté bajo la rectoría del Ministerio de Salud y no del Ministerio de Educación, de manera que se puedan garantizar los recursos de acuerdo con las necesidades y con escenarios que propicien la educación de médicos especialistas en temas de valores, tales como la dignidad del ser humano.

Estamos convencidos que bajo esta orientación es posible sustentar una formación médica basada en competencias para ser evaluada con instrumentos sencillos, validados y aceptados por todos los agentes implicados en la formación.


La propuesta educativa para especialistas que formulamos deben tener una formación basada en valores éticos con hábitos y actitudes que abarquen aspectos humanísticos, científicos y tecnológicos; un conocimiento y una práctica del método científico, unidos a la gestión de la complejidad y de la incertidumbre; un manejo correcto del lenguaje científico, tecnológico e informático que facilite el aprendizaje autónomo; además de una capacidad de iniciativa y trabajo en equipo y finalmente el desarrollo de habilidades para los asuntos personales y para una eficaz participación democrática en la sociedad y en las instituciones de la salud pública.